Encuentros du cinema

Fraude

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Escribir o hablar de Orson Welles es hacerlo de una figura capaz de sembrar, recoger y masticar cine; de establecer la salida en tal punto con Ciudadano Kane (Citizen Kane, 1941) que aún no hemos llegado a la meta. Su ópera prima nos mostró a un artista capaz de iniciar el cine moderno, de dejar atrás cualquier semilla perdida que pudiera quedar del cine mudo.

Refiriéndonos a Fraude (F. for Fake, 1973), cinta que consigue sorprender al ser un título bastante tapado por el grueso de la filmografía de su director, desde los primeros minutos entendemos que no será un documental al uso. Antes incluso de la aparición de los originales títulos de crédito, esa frenética introducción de la película nos deja claro una serie de fundamentos del guión de lo que veremos durante el documental. Welles es valiente con el montaje, arriesga de manera que es complicado incluso seguirlo al no estar preparados para que una película de hace ya 40 años utilice tales recursos. Documental necesario que analiza el concepto artístico y la falta o carencia de tal virtud. Dirige la mirada hacia el mundo pictórico pero que se puede ver en cualquier otra disciplina en la que sea necesario una transformación de la realidad a base de las capacidades artísticas del creador. De un egocentrismo patológico, Fraude es también una alfombra de terciopelo para que Welles como actor haga de narrador e intente relacionar cualquier cosa, por mínima que sea, con su filmografía previa, saturando al máximo a cualquier espectador por muy seguidor de él que sea. Un plácido paseo por el origen del genio, iniciado con la versión radiofónica de La Guerra De Los Mundos, una farsa o manipulación de dimensiones tan grandes que cualquier plagio o falsificación pictórica quede en segundo plano. Porque Welles manipuló durante meses a un país entero, se rió de ellos y le sirvió de pasarela a Hollywood.

Rodado casi en su totalidad en Ibiza, Orson Welles sin querer nos ayuda a ver el dramático cambio que ha sufrido la isla a día de hoy. Los chiringuitos y fiestas a pie de playa son algo del presente, algo que llegó después de que la isla no fuera más que un minúsculo terreno útil para el retiró o la vida rural. El color de sus casas y la silueta de la isla es lo único que queda desde que rodasen la película. Además, siempre pensando que Welles yacía en alguna tumba pérdida por Andalucía, no es más que una confusión entre varias teorías sobre donde esta su cuerpo o las cenizas que quedan de él. Seguro es que esta en España, por su pasión por los toros, gente e historia que, además de establecerse una admiración mutua entre país y director, aprovechó para rodar alguna de sus película.

Fraude es actual, es de ahora, es por el contenido y formas una pieza fantástica que hay que ver y disfrutar, porque  Welles hace de artista mientras habla de arte. Hablar de la figura del artista, de la subjetividad del concepto en si y demostrando mediante un juego de espejos precioso y preciso entre la necesidad de falsificar arte y la creación del mismo. Una necesidad que Welles tantas veces ha sufrido, viendo como una y otra vez sus recursos han servido para que muchos cineastas pudieran hacer sus películas a la manera que Welles las haría. Una finísima linea que separa homenaje de plagio. Una finísima linea reducida a tener firma o quizás tan solo a plagiarla o, en el caso de muchos pioneros, sufrirlo en forma de homenaje.


Jorge Miguélez

2 comentarios el “Fraude

  1. Aled Cohle
    9 agosto, 2015

    Me han entrado una ganas terribles de ver este film después de leer tu reseña. Pero antes he de ver ‘Ciudadano Kane’ y limpiarme de ese pecado personal que es no haber disfrutado aun de ese clásico del cine.

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Esta entrada fue publicada en 7 agosto, 2015 por en Críticas y etiquetada con , , , , , , , , , , , , , .

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